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Mostrando entradas de 2008

Relato incompleto

Todo empezó un día de verano. La gente se agolpaba en una esquina donde proporcionaban entradas gratuitas para el certamen de cine que, a pesar de no gozar del reconocimiento que luego obtendría, ofrecía una vía de escape a la monotonía que la ciudad de Las Palmas emitía al compás de cada uno de sus rayos solares permanentes y rotundos. Todo transcurría con absoluta normalidad hasta que Wilson sopesó la idea de obtener alguna recompensa de ese estado de quietud que todos aceptaban con resignación y pasividad. Un estado de ánimo que no llegaba a compartir con el resto de sus conciudadanos, amables y simples personajes que se subyugaban ante la orden del día a día. Él quería romper con sus hábitos de actuar como una mera pieza de ajedrez con movimientos repletos de alevosía que le conducían a adoptar una vida “normal” y sin sentido. Divagaba por los senderos paralelos personales que evadían su mente de lo común. Él construía su vía de escape, su salida de em

Pensaba que estábamos juntos

Pensaba que estábamos juntos… que íbamos a la par. Por algún motivo, me distancio, me aíslo, me encierro. Es precisamente ahora cuando pienso en todo; en nada. Me dejo llevar con la esperanza de que el día termine aportándome alguna conclusión. El bienestar que me proporcionan las drogas me hace sentir especial. El tiempo avanza, pero creo que tengo la autoridad necesaria como para detenerlo. La noche es mágica y recuerdo. A pesar de estar solo, mantengo esa sonrisa pícara en la gente que quiero, la que verdaderamente me acompaña en mi memoria sincrónica. Y sé que no es en vano, al pensar en ellos creo una energía intangible que me despacha una relación secreta entre mi subconsciente y sus sueños. Aunque no lo sepan, la gente que quiero está vigilada, protegida… es decir, conmigo. Este seguimiento no se paga con dinero. Cada gesto, cada idea compartida, cada risa, ya tonta, ya meditada, me atrapa y experimento una sensación de dependencia hacia ustedes ¿Cómo eternizar nuest

No me toques que te atizo

Nadie más que yo sabía cómo me sentía realmente. Cada segundo que pasaba me carcomía por dentro. Sé que mi hermetismo aparente impedía que cualquier atisbo de mi descontrol emocional se colara en el momento y tomara parte de él. Sin embargo, lo deseaba. Sí, explotar y dar la nota, hacerles saber que habían despertado a la bestia que habitaba en el rincón olvidado de mi cólera. Mi estado de ánimo pendía de un hilo, a punto de estallar en cualquier momento. Tan sólo yo me percataba de mi inquietud que, aunque escandalosa, para los demás pasaba desapercibida. Sentía una bola de fuego en las manos que no podía pasar a nadie. Me hervía la sangre y quería gritar, salir de mí. Comprender lo que me ocurría desde una perspectiva objetiva era para mí la manera más inteligente de escapar del pánico que me subyugaba. Pero no, seguía enfrascado en mi…

Masque at home

26/01/07 Ya llega la noche de nuevo y, aunque algo inquieto, probablemente no haré nada. Dejaré que pase este momento como cualquier otro segundo de mi vida. Empequeñecido en mi cuarto. Aguantando el aburrimiento. Quizás suene mi teléfono ¿Algún plan para el viernes noche? Sin dinero y sin coche, me da que no. Me da la sensación de estar encerrado, sobre todo cuando los demás andan por casa. Ya no me corresponde este contexto y lo sé. Desencajado, exhalando una bocanada de meditación y esperando tiempos de plenitud, tan soñados… Al menos mañana iré a trabajar, algo por lo que sentirse satisfecho. Sé que debo tener paciencia, a pesar de mi desesperación por conocer otra cara de mi vida que sin duda es posible... vendrán tiempos mejores, seguro. Mi espíritu hasta ahora siempre vivo me dice que me auguran etapas de entendimiento personal y de autorrealización. Ahora vuelvo de comprar una birra con