reflexión



Y tienes la sensación de que te gusta, un impulso de atracción que se presenta con total autoridad. Algo perceptible y prohibido, la mezcla perfecta para que todo se suceda por la senda de lo ilegal, lo proscrito; en definitiva, el señuelo, la trampa que te prueba hasta el punto de pecar.
¡Pero que coño! ¿Quién te juzga? Al cuerno- piensas alterado. No es más que un proceso ¿Hace falta probar? ¿cagarla quizás? Bueno, somos jóvenes, todos lo entenderán... Pero ¿podría eso repercutir en algo?
No me hago responsable, es la fusión lo que me posee y, soy consciente, pero me dejo llevar, no pienso, me arrastro hacia el lugar en el que comienza la fantasía y se abandona la rutina. Fuego, pasión, pérdida de conciencia y raciocinio.


A la mañana siguiente, todo parece diferente ¿Habíamos vivido realmente algo con sentido? Eso creía yo, sin embargo, nos habíamos desatado sin pensar en lo que eso daría como resultado. Su mirada perdida me hacía sentir cada vez más incómodo. Tal era el punto de desconfianza, que sentí como mi percepción de la ilusión y la realidad daba un giro de 180º.
¿Pero, hasta dónde llegaba el camino de mi ilusión? ¿Era la realidad que yo pensaba, realmente absoluta? ¿La concepción homogénea de una actitud global? Quizás estaba enloqueciendo... Problablemente ya no era yo el que dirigía mis ideas. A lo mejor, no era más que un pelele pensante, si si, de esos a los que hoy en día llamaban locos. Gente desbocada, sin valor en la sociedad competitiva ¡Dios mio!- pensó mientras se rascaba nervioso la cabeza. Creo que a partir de hoy, todo cambiará para mí.



23/12/05

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